Desde el 4 de abril que llegamos a Dublin Dana y yo esto ha sido toda una aventura. Al llegar al albergue donde íbamos a estar en periodo de adaptación con otros alumnos ya nos sorprendimos de varias cosas. La moqueta por todos los sitios, la ausencia de mascarillas… digamos que el choque cultural fue fuerte, y el clima que nos esperaba no era para nada lo primaveral que nos habría gustado. 

A partir de ahí comenzó nuestra historia con otros alumnos Erasmus que, como nosotras, comenzaban a vivir su aventura. Conocimos los lugares más populares, nos paseamos por Temple Bar, descubrimos que el Spire es el palo tan gigantesco que desde el centro de Dublin parece manejar la vida de los irlandeses y, poco a poco, nos fuimos acostumbrando a vivir las 4 estaciones en menos de una hora. Aunque el frío nos dejó huella. Tranqui familia. Estamos bien. Pero con un buen catarro cortesía del «spring time» irlandés. 

Esta primera semana ha sido intensa y siento que esta aventura no ha hecho más que comenzar. Nos va a permitir realizar nuestras prácticas formativas en centros de trabajo de otro país, conoceremos la Imagen personal en otro entorno y, por supuesto, ya hemos conocido a personas encantadoras por las que ha merecido la pena venir hasta aquí. 

Ahora ya estoy en mi destino, una residencia de la que también hay mucho que contar. ¡Pero eso será para otra semana!